jueves, 24 de diciembre de 2009

♫♫ Din don dan ♫♫

No es por nada en especial, pero las fiestas me deprimen. Sé que a mucha gente le pasa, y no es que me guste coincidir con esas tendencias populares tan comunes, pero no puedo evitarlo. No soy la típica "odio la navidad"; ni siquiera me molestan las reuniones familiares, la hipocresía humana que prolifera con especial avidez en esta época del año, o esas canciones horribles y seudopsicóticas que se empeñan en pasar en todos lados; simplemente me siento deprimida, progresivamente, a medida que se acercan la cena, las 12 y el brindis...

Tampoco es un tema de nostalgia religiosa, ni mucho menos, es sabido que no soy lo que se podría llamar una persona católica, cristiana, y si bien no andaría por ahí quemando iglesias tampoco les tengo cariño.

Así que, luego de departir una cena familiar, salgo a ver a algunas amistades, y siempre con un dejo de melancolía, intento seguir con los brindis y festejos. Poco a poco (sin nunca olvidar que me siento deprimida y angustiada) al regresar a casa, la melancolía va menguando, hasta quedar en un estado de latencia. Este dura como una semana, para luego volver a encenderse con el Año Nuevo.
Como sea... ¡Felices Fiestas!

1 comentario:

  1. te faltó una "q" :P
    más allá de eso ya sabés a quién recurrir cuando te sientas depre :3

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