martes, 16 de septiembre de 2014

Oda al Margen

Al mejor estilo Carlos Argentino traigo a ustedes la versión última de esta

Oda al Margen



Margen, franja recta siempre a un lado, fiel a tu verticalidad mientras soportas la perpendicular afrenta de los vistosos renglones: por la poca consideración que se te dedica, yo te ofrezco esta Oda.
Oh, margen, ¿qué sería sin ti de los estudiantes durante tediosas horas de clase magistral?¿Cuántos talentos pictóricos se hubieran perdido por siempre en el mar del olvido ante el flagelo de tomar apuntes?
En ti viven mundos gráficos a dónde huyen las mentes aburridas y en los que plasman hermosos parajes, figuras geométricas o partes de la anatomía humana.
En ti una digresión es la salvación de quedarse dormido ante una disertación soporífera, es la cadena que crea camaraderías el primer día de clases o la expresión de la mirada inquisitorial sobre ese compañero tan raro.
En ti se vuelcan jocosas e ingeniosas observaciones sobre la psiquis del ser y la naturaleza del mundo, rozando la filosofía más profunda.
Y desde luego, no existe agenda o almanaque más a mano que tú cuando hay que anotar un número de teléfono o el horario de un compromiso.
¡Qué no te sometan a las banditas plásticas para reforzar los agujeritos! ¡Qué al arrancar la hoja del cuadernillo no sea tu cuerpo el sesgado!
Poderoso margen, Rey destronado cuya condena es habitar los submundos de lo olvidado, la periferia de la utilidad: el día en que todo sea juzgado yo abogaré por ti.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Criterio - Ficción intearctiva

Mientras rindo materias, trabajo en algún que otro cuento y me dedico al deporte universal de la procastrinación me embarqué junto a Sebastián Vansteenkiste de Heart~Bit Games en la creación de una breve ficción interactiva (un juego al estilo Elige tu propia aventura) para participar de la Jam4Life. Este evento, que terminó el pasado domingo 7 de septiembre, se realizó en memoria del desarrollador Pablo Tonello, asesinado en un intento de robo. La idea de la jam fue repudiar a la violencia en cualquiera de sus formas. Creo que en este momento de polarización, exacerbación de la violencia y miedo generalizado que nuestra sociedad está atravesando de manera más o menos intermitente - mientras que el discurso imperante en la "opinión pública" muchas veces no hace más que echar leña al fuego - es un signo muy positivo que se genere una movilización a partir de la creación y del rechazo a este estado de cosas. A partir de la destrucción no va a salir nada nuevo; hay que crear. Si bien este aporte puede ser mínimo, quizá ayude a tomar consciencia, a repensar ciertas actitudes frente a la vida. Es un lugar común pero que me parece valedero: para cambiar el mundo, empezar por cambiar nosotros mismos y nuestro entorno.
Quisimos hacer algo que transmita un mensaje pero también sea un juego, que genere placer a través de lo lúdico. En fin, es chiquito, casero, y realizado en unos diez días, pero lo queremos. 

Para jugar Criterio entren al link y click en "Download game". ¡Disfruten!


lunes, 14 de julio de 2014

Uñas

El peligro de cortarse las uñas de los pies es que una empieza efectivamente por dicho cuerpo ungueal, sigue por un molesto callo alojado en el talón y sin darse cuenta continúa la poda en higiénico frenesí hasta un punto en que es imposible determinar dónde acabará la operación, con probable sangrado y pérdida de extremidades.

domingo, 6 de julio de 2014

Poetonto I

No escribo poesía, pero cada tanto me sale un poetonto (como ese personaje que vomitaba conejitos). Lo mejor que se puede hacer es dejarlos que anden por ahí y no preocuparse, que ya se va a pasar.


Cara de otoño

mientras miro la luna
                                      la esquina escucha
                                                                        un gato enamorado

                                                                                         pero nada.

viernes, 4 de julio de 2014

Los fantasmas

Desde hace mucho, cada día esperamos que venga la noche para volver a vivir. Ella trae humedad y esa luz alienada que nos transforma. El sueño, que viene como complemento de la noche, es nuestra esencia, de la misma manera que la carne es la esencia de los vivos. 
Nos manifestamos en el eco de las cosas en silencio. Una casa vacía, un par de zapatillas abandonado, un fruto sangrando en el suelo son la forma en que nos ves. Detrás hay algo o no hay nada, pero nosotros no lo sabemos: habitamos consciencias ajenas. 
De nuevo llegará el día, de nuevo será nuestro fin. Tu noche también está por terminar.

jueves, 3 de abril de 2014

De lobos y rutinas

Cuando somos chicos jugamos con el cuerpo y la mente, con todo el ser, como una forma de aunar el sueño y la vigilia. Entonces la vida se hace el momento eterno del juego, que puede reiterarse, alterarse, manipularse al gusto del jugador; es un mundo sui generis cuyo fin ultimo es el juego. En este sentido pienso en el juego como el único modo de escapar a la muerte, esto es, de perder la conciencia de nuestra impermanencia para enfocarnos sólo en el acto de ser. 

Mutatis mutandis seguir una rutina (recorrer todos los días el mismo camino) no es más que una codificación desde el universo adulto del mismo tipo de lógica que la del juego: bajo las reglas que nos impusimos cumplir una serie de acciones que nos llevarán a ser nuestra propia persona (¿o personaje?). Volvemos a buscar una estrategia para huir de la muerte omnipresente en el simple acto de inventarnos un mundo donde ella no tenga lugar. 

Por supuesto, todos pasamos la vida jugando en el bosque mientras el lobo no está (hasta que el lobo termina de vestirse y caza a alguno de la ronda que invariablemente continuará su rumbo). Algunos, claro está, tienen la ventaja o la posibilidad de dar rienda suelta a su imaginación, de flexibilizar las reglas del juego para hacerlo propio. El placer de jugar será mayor para ellos que para otros que se encaprichen porque no les gusta ese juego, porque la mamá no quiere que se ensucien la ropa o porque tal les hizo trampa. Una desdicha mayor para todos debería ser la de aquellos que no entren al patio a jugar porque no poseen zapatillas o porque tienen que ir a pedir monedas. 

A no desesperar: cualquiera sea el caso, terminaremos todos en manos del lobo (feroz no se, lobo nomas). Lo importante, desde mi punto de vista, es que cuando termine el juego podamos echarnos al sol, acalorados, riendo porque el juego fue divertido y porque (valga la redundancia) dejamos la vida en él.

lunes, 3 de febrero de 2014

La mujer con la cámara de cine

"En la vida, o en el teatro, cuando vemos un espectáculo, 
siempre elegimos los diferentes planos y los montamos" 
Lev Kulechov.

Los soviéticos, que tanta importancia le dieron al montaje, lo sabían muy bien: recortar planos de la realidad y ordenarlos con un sentido es tambien algo propio del ser humano. Qué fue primero, si el cine o este ejercicio intuitivo del montaje, es dificil de determinar, pero yo me inclino hacia la posibilidad de que la expresión cinematográfica de esta capacidad no suponga su invención sino la reflexión sobre ella.
Respecto a la experiencia cotidiana, creo que el momento en que más consciencia tomo de este ejercicio es cuando viajo en colectivo. Cuando después de un rato de esperar subo al vehículo-ballena y pago mi boleto, intento buscar un asiento junto a la ventanilla. Me acomodo, me calzo los auriculares del reproductor de mp3, y recién en ese momento miro a través del blindex. Arranca el ómnibus, arranca la proyección. 
Dentro de ese rectangulo, el primer encuadre: plano general de la vereda, los negocios y las casas. La gente camina ritmica, homogenea. Pronto aparece un foco de interés, por ejemplo un ciclista, y voy a recortar un plano más cerrado, entero o americano. El ciclista, vestido con equipo profesional, en cada semáforo rebasa al colectivo en que viajo y unos metros más adelante vuelve a quedar atrás. 
Puedo también volver al plano general y hacer un largo travelling por la avenida (si lloviera mejor todavía).
O tal vez, en un semáforo, esperando el ruce de un tren, un plano fijo: una esquina, la vereda ancha y transitada, un edificio grande y viejo (un banco). El sol de la mañana, casi mediodía, esplendido. Hacia la derecha un puesto callejero muy lindo, construido en madera, que vende quesos y fiambres. A su izquierda, apoyada en un poste, una bicicleta roja, con un amplio canasto blanco repleto de limones (muy amarillos ellos). Todo se mueve alrededor, pero los protagonistas del plano son esos objetos inmoviles.
Travelling nuevamente, fragmentos de escenas que quedan truncas: dos señoras con bolsas del supermercado se cruzan, se detienen y se ponen a charlar. Alguién sale de una casa, cruza la calle corriendo, entra a otra casa. Los diálogos, las intenciones, las historias quedan libradas a la imaginación (y al interés) del espectador. 
El encuadre siempre limitado por la ventanilla, que no cambia sus dimensiones, pero que yo hago variar. Elijo, recorto, finalmente monto las imágenes en base a algún criterio desconocido (que es muy parecido a decir "ningún criterio"). Tal vez sea sólo la intuición estética, la busqueda de algo placentero que ver y oir. ¿Que esa no es la finalidad última ni del cine ni de la vida? Claro, tampoco de un viaje en colectivo. El cine viene después, a encausar esta capacidad para que cobre sentido, para que juegue con otros sentidos (transmitir un mensaje, narrar, profundizar ideas).  
Este breve compendio de reflexiones sueltas se limita a proponer más preguntas y reflexión. ¿Cómo terminar este texto? Supongo que como un viaje en colectivo, como la pelicula que construí en este viaje: abruptamente. Me escabullo entre la gente que se amontona en el fondo, toco el timbre unos metros antes de la parada, y cuando se detiene salto el mundo, a seguir rodando. En la vida no hay elipsis.