jueves, 24 de diciembre de 2009

♫♫ Din don dan ♫♫

No es por nada en especial, pero las fiestas me deprimen. Sé que a mucha gente le pasa, y no es que me guste coincidir con esas tendencias populares tan comunes, pero no puedo evitarlo. No soy la típica "odio la navidad"; ni siquiera me molestan las reuniones familiares, la hipocresía humana que prolifera con especial avidez en esta época del año, o esas canciones horribles y seudopsicóticas que se empeñan en pasar en todos lados; simplemente me siento deprimida, progresivamente, a medida que se acercan la cena, las 12 y el brindis...

Tampoco es un tema de nostalgia religiosa, ni mucho menos, es sabido que no soy lo que se podría llamar una persona católica, cristiana, y si bien no andaría por ahí quemando iglesias tampoco les tengo cariño.

Así que, luego de departir una cena familiar, salgo a ver a algunas amistades, y siempre con un dejo de melancolía, intento seguir con los brindis y festejos. Poco a poco (sin nunca olvidar que me siento deprimida y angustiada) al regresar a casa, la melancolía va menguando, hasta quedar en un estado de latencia. Este dura como una semana, para luego volver a encenderse con el Año Nuevo.
Como sea... ¡Felices Fiestas!

martes, 22 de diciembre de 2009

Palabras mas, palabras menos

La palabra es quizá la obra humana mas pública, aquella a la que de manera mas factible es posible aplicarle esa serie de atributos que podrían llamarse democráticos. No necesita ser mediatizada por ningún soporte material o tangible, simplemente la voz humana. Su uso no posee, en principio, restricción "natural" alguna, no puede ser expropiada por el British Museum, puede ser conocida por miles y transmitida incluso a otras lenguas y culturas. La palabra es gratis, libre, reside en última instancia en cada hombre y en cada mujer. Mas o menos elaborada, una palabra es una declaración, revela algo sustancial de quién la está nombrando. Con las palabras que hablamos pensamos, y el resultado de esto se expresa a su vez en la calidad del lenguaje.
Hablada o escrita, la palabra es el último recurso que se hace presente cuando otras formas de expresión se ven imposibilitadas, pero esto se debe a que es el primer recurso, en  el sentido de primigenio y también de prioridad, génesis a partir de la cual se trabaja y se deriva a otras formas de creación.
Por eso me gusta la literatura (aunque claro, no toda palabra escrita es literatura  ni toda literatura hace referencia a la palabra en el sentido que aquí se le da); es algo "viejo" sin lugar a dudas, pero todavía presenta infinitas posibilidades, todavía puede mutar, retransmitirse, hacerse nueva y ayudar a que los hombres hagan nuevas cosas.

domingo, 6 de diciembre de 2009

A Fuego Lento

Si hay algo de lo que poco a poco me he hecho característica es el hacer las cosas  l e n t a m e n t e...

En verdad, es algo de lo que he ido tomando consciencia progresivamente.

Lo primero de lo que tengo memoria es una capacidad de comer los helados a un ritmo asombrosamente dilatado; siempre la última en terminar y por supuesto la envidia de los otros comensales, aunque a veces terminando con helado derretido chorreando por el cucurucho (me niego rotundamente a utilizar vasito), aunque con el tiempo he aprendido a mantenerlo congelado.

Después viene el devenir cotidiano. Digamos que mi día comienza con múltiples ringeadas del despertador, que apago sendas veces. Luego, el periodo de fiaca puede durar entre una y dos horas en promedio, aunque quizá mas.

Comenzar a estudiar conlleva un previo ritual preparatorio; esto es: ordenar el ambiente para que al menos pueda desplegar carpetas y toneladas de fotocopias, preparar el mate, ir al baño, etc, etc. Esto toma, de por si, bastante tiempo. Cuando finalmente, todo está listo, la lectura parece ser, en comparación con otros, algo ralentada. Puedo llegar a tardar dos o tres días en leer un texto. De esto me percaté hace poco, cuando, en una sesión de estudio, cuando una compañera comenzó a leer en voz alta y le pregunté si podía leer un poco mas lento, para seguir el texto. Su respuesta fue: "¿Más lento que esto?" Creo que todo está dicho.

Quisiera explicarme: no es que sea lenta, sólo que hago las cosas con un ritmo acompasado, que se desarrolla de un modo propio y a veces ajeno al movimiento de las circunstancias del lugar y el tiempo que me rodean. Temporalida sui generis, que me conecta de un modo particular a mi contemporaneidad.

De cualquier modo, a pesar de inevitables desventajas como la impuntualidad, la solicitud de prórrogas, este tiempo no es tan malo, disfruto del paisaje.

Al menos, nunca tardé en enteder un chiste. (Que quede claro)







jueves, 3 de diciembre de 2009

Memorias de la Tos o garganta con arena.

Sucede que hay una tendencia en todos a naturalizar el devenir de la vida y simplemente transitarla como un simple ser, con sus alegrías y tristezas incluídas. Hasta que algo ocurre, muchas veces terrible, que interrumpe este tranquilo habitamiento del mundo para hacernos enfrentar con inimaginables consecuencias. Hasta hace poco, mi vida era así, practicamente, digamos, normal. Pero algo irrumpió subrpticiamente en ella. Esta es mi historia...

Resulta ser que hará unos veinte días, empecé a sentir en mi garganta cierto malestar, cierto dejo de cosquilleo que me obligaba a emitir regularmente un carraspeo que quite la molestia, de manera mas o menos voluntaria. "No es nada" me dije a mi misma, "tan sólo las alegrías alergias de la primavera que no tardarán en menguar."

Inocente de mi! Como al cabo de dos o tres días la tocesita seguía, comencé a consumir toda clase de caramelos de propoleo, miel y tmb medicinales. La garganta no dolía y la tos mucho no molestaba. Pero era persistente, tanto que al cabo de una semana se había incrementado el número de veces diarias en que se producía el fenómeno (promedio: cada 20 minutos) y ya lo hacía de manera completamente involuntaria. Por lo tanto comenzó a interferir en la vida cotidiana. Y aun mas, comencé a expectorar (si, a largar unas cosas asquerosas y mucosidad infesta)

En si el hecho de toser una o dos veces en el transcurso de una conversación no implica gran inconveniente. Pero resulta ominoso el hecho de ir a saludar a una persona y toserle en la cara. O de estar hablando con alguien y tener que levantarte para ir a toser afuera. O de empezar a reirte de algo y tener un acceso de tos terrible, y parecer uno de esos viejos tanos, gordos y pelados de las peliculas de mafiosos, con el puro y el vaso de whisky, que ya están en las últimas. 




 
¡Y lo peor es que una se quiere explicar, quiere decirle a sus anonadados interlocutores alguna explicación fiable, y que no se preocupen, que continuen con sus vidas, que el alien que está a punto de salir de mi cuerpo es problema mío y nada mas, pero no se puede, porque la tos se incrementa, se adueña del cuerpo, te posesiona e impide cualquier tipo de libre albedrío!

También en otros ambitos afecta. Por ejemplo, estando en un ensayo de coro, el director se digna a hacer un comentario jocoso: "te ha cambiado el color de voz, estas para cantar Mano a Mano." Ja. Lo peor es que soy soprano. Y mi voz se esta convirtiendo en la de Goyeneche.






Tambien ocurre que al principio, para discimular y distender el clima, y para que la gente no se piense que soy una tuberculosa en sus últimos días, una quiere hacer un chiste al respecto. Los dos o tres primeros están bien, causan. Pero esto se torna poco gracioso y bastante mas patético al quinto, septimo, vigésimocuarto. No querida, cansas con tu tos y con tus chistes sobre la misma.

Así que empecé a aumentar la intensidad y dosis de los remedios caseros. Te de ambay, te de jengibre, propoleos y miel. Nada. La tos no solamente no pasaba, sino que aumentaba. Un verdadero enemigo interno, que te impide conversar, ver una película, terminar tu clase de yoga sin levantarte para ir corriendo al baño, y genera miles de interpelaciones como "sacalo sacalo que te va a hacer bien!" Escalofriante.




Raíz de jengibre. Se me hace que se puede crear una mandrágora con la misma. Por cierto, que mito asqueroso.


La cosa es que hoy, a veinte días de haber comenzado con los síntomas, fui al medico. La verdad lo había estado posponiendo, cosas de familia. Tan poca razón no tenía, la verdad que el dotor era medio desagradable, no me gustó. Pero cumplia su función. Así que me tomé la molestia de, con mucho esfuerzo, madrugar por cuarta vez en la semana, agarrar mi bici que no está muy inflada, y pedalear hasta el consultorio. Una vez allí, la recepcionista me tomaba los datos mientras yo intentaba discimular una indiscimulable tos matutina que ya se ha hecho costumbre, y la chica se daba cuenta y miraba extrañada, la pobre.

Fue mas o menos así:
- Qué tenes?
- Tos, desde hace unos veinte días.
- A ver, date vuelta y respira hondo (ahí me escucha con el estetoscopio)
- (...)
-Alergias?
-No que yo sepa.
- Fumas?
-No.
-mmm. Bueno, tenes una bronquitis, te voy a dar un antibiótico.
-Bueno.

Eso. Fuck! Era eso! Al menos me dio un antibiótico, que espero que me ayude y no me haga alergia (es otra droga que la que me hace salir una fea, fea urticaria urticante y picante). Me pregunto si alguna vez podré volver a tener una vida normal, en la que el concepto tos no sea un eje estructurante de la misma. Eso espero.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El mundo en una Frutilla

Resulta que estaba teniendo una conversación casual y ya no recuerdo como, saltó a la memoria el viejo y por tod@s conocido personaje de Frutillita, esa entrañable niñita que aparece en las ilustraciones de abajo y de la que muchos tuvimos alguna muñeca.
Surgió la duda de la ubicación temporal del personaje. Yo tenía en la memoria la idea de que, correlacionandose con mi infancia, era de fines de los '80 y principios de los '90 del pasado siglo. Pero esa alma de historiadora me llevó a investigar un poco, por lo que googlie "frutillita." Cual no sería mi sorpresa al encontrar una extensa cantidad de imágenes e información al respecto; no sólo eso, las fuentes develaron un cierto prejuicio y naturalización sobre algo de lo que se creía sabía todo. Y esto fue lo que encontré:

*El nombre original es Strawberry Shortcake, de origen estadounidense.
*Es conocida en Mexico como Rosita Fresita, en Argentina y Chile como Frutillita, en Venezuela, Perú y Colombia como Fresita y en España como Tarta de Fresa
*Originalmente era el personaje de una targeta postal creada por la empresa American Greetings, la cual alcanzó tanta popularidad que acabó convirtiéndose en muñeca y, más tarde, en personaje de dibujos animados.
*Las muñecas fueron producidas por primera vez en 1979 y posteriormente relanzadas en 1991 y 2002.
* El diseño original de Strawberry Shortcake y de su mascota Custard fue hecha en 1977 por Muriel Fahrion
*Los personajes vivían y jugaban en un mundo mágico conocido como Fresilandia.
*Se han producido muñecas, videojuegos, álbumes de figuritas, ropa, películas, videos y DVD's, agendas, cuadernos, entre otras cosas, con su imagen.
*Como novedad en el año 2004 se introdujeron unos amigos ponis para jugar con las niñas de Fresilandia

Esto es parte de la info. Y agradezca, querid@ let@r, que no pongo los nombres de los personajes...


Así que si de una niña con cabeza de tarta de frutilla se dice tanto, el mundo es aún mas grande de lo que una creía. O quizá internet esté llena de basura. de cualquier modo, es inabarcable.

Fuente: Wilkipedia