viernes, 7 de septiembre de 2012

Me puse la gorra

Cómo me gusta la gente que todavía usa mayúsculas donde debería haber mayúsculas. Los que ponen acentos (aunque a mi los me cuestan un poco). Los que colocan los signos de admiración e interrogación por delante y detrás. Quienes redactan con cohesión y coherencia; no abrevian las palabras donde no es necesario; saben utilizar pronombres; poseen amplitud de vocabulario; no le tienen miedo al diccionario.  
No es por una cuestión de purismo, simplemente creo que  quien maneja mejor el lenguaje se puede expresar mejor, no sólo literariamente, sino en cualquier ámbito de la vida. De todas formas, claro que importa el contenido, si este vale la pena un defecto técnico pasa inadvertido. La cuestión, creo, es que algo bien escrito produce una sensación de bienestar tanto en quien escribe como en quien lee.

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