martes, 11 de enero de 2011

Sobre la simplicidad y una nostalgia con alegría

Me gustan las cosas simples. El misterio, la presuntuosidad, a veces no esconden mas que superficialidad, falta de originalidad, una falla en la capacidad de generar interés por si mismo que es reemplazada por una capa de secreto que pretende producir atracción, a la larga, artificial. En las cosas simples, en cambio, puede habitar una gran sabiduría, que no necesita rodearse de adornos, ni de ningún ceremonial. 

Que quede claro que por simplicidad no me refiero a vulgaridad, ni falta de inventiva, ni banalización del lenguaje ni del conocimiento. Todo lo contrario; simplicidad significa claridad de ideas, capacidad para hacer llegar el mensaje de manera concisa e inteligible, capacidad de generar empatía emocional e intelectual, sin prescindir por ello de reflexión, de trabajo, de profundidad intelectual.

Ayer falleció María Elena Walsh, una gran escritora que desde hace cerca de sesenta años escribía para niños y adultos. Creo que es sin duda un claro ejemplo de lo que estoy tratando de decir. Sus letras de canciones, poemas, y sus prosas buscan allanar el camino del lector, llegar, acercarse, desde la belleza y la simplicidad enviar un mensaje mucho mas complejo, profundo, "serio". Es por eso que sus canciones infantiles nos siguen acompañando el resto de la vida, ya que al crecer le vamos encontrando nuevos accesos, lecturas, reinterpretaciones, sin perder la belleza de su poesía. Es lo que durará para siempre. Porque la gente que ha vivido con alegría, con plenitud, y deja su obra, nunca se va.

Adiós Hasta siempre..

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